Dice Jhon Maxwell que todos los líderes cometen
errores. Es parte del entrenamiento para liderar. La diferencia de la gente común
es que los líderes reconocen sus errores, toman conciencia de ellos y utilizan
lo aprendido al servicio de otros. Un estudio con más de un centenar de
ejecutivos mostro que el poder de su influencia descansaba en que cuando se
equivocaban lo admitían y asumían la responsabilidad y sus consecuencias, en
vez de tratar de culpar a otros.
Una persona responsable de sus acciones, honrada y
transparente con quienes se guían por ella, es alguien a quien los demás admiran,
respetan y confían. Es alguien de quien otros pueden aprender. El asunto es que
un líder debe ser guiado por un líder más grande que el mismo para mantener la
humildad de su ego, sino corre grandes peligros de envanecerse y perder su
foco.
Ayer, recibí en consulta a alguien que no tiene
autoridad en su vida. Por muchas razones, su sistema de confianza esta tan
lastimado que no cree en nadie, y eso la incluye a ella misma. Le dije que para
nuestro próximo encuentro, debía tener 3 personas que provocaran su admiración e
investigar sus historias. Inmediatamente, me dijo que yo encabezo la lista y
que pensaría en las otras dos.
En muchas ocasiones, queremos los resultados sin tomar
en cuenta el precio que el proceso conlleva. No siempre he sido como soy ahora,
pero he tenido la buena fortuna de encontrarme con gente que creyó en mi cuando
yo misma no lo hacia. Sus palabras resuenan en mi memoria guiando mi camino. Nadie
puede ser líder (ni siquiera de su propia vida) si no tiene lideres a quienes
admiren y sigan…
¿Y tú? ¿A quiénes admiras?
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