“La vejez nos enseña a no aferramos a la materia. Las riberas de un río
no tratan de inmovilizar el transcurrir del agua.
¿Por qué temer a las enfermedades?
Son nuestras aliadas.
Los males corporales, al
revelamos problemas que no osamos enfrentar,
curan las enfermedades de la mente.
¿Miedo a perder la identidad?
La suma de todas las identidades es nuestra identidad.
¿Miedo a ser abandonados?
Si estamos con nosotros mismos, estamos acompañados.
¿Miedo a no ser amados?
Libertad es amar sin pedir que
nos amen.
¿A estar encerrados?
El universo es nuestro cuerpo. Lo contenemos todo.
¿Miedo al otro?
Es nuestro espejo.
¿Miedo a perder un combate?
Perder un combate no es perderse a sí mismo.
¿Miedo a la humillación?
Si vencemos nuestro orgullo, nadie nos puede humillar.
¿Miedo a la noche?
La noche siempre está unida al día.
¿Miedo a ser estériles?
El alma es nuestra hija suprema
Ejo Takata se detuvo y lanzó una atronadora carcajada. Luego abrió su
abanico y comenzó a abanicarse. Caí en la trampa, vomité palabras. Tengo la
lengua sucia. Y tú las orejas. Ven a la cocina. Guardo un botellón de buen
sake. Vamos a beber entregándonos a la única respuesta válida para todas las
preguntas: el silencio.”
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