sábado, 10 de noviembre de 2012

Ser humildes.


Humilde eaquel qupermanece dentro de sulímites
De esa manera namenaza a los demás, 
que se sienten seguros esu presencia 
pueden tratacoel digual igual. 
AI mismtiempoel humildprotege sus límites ante posibles intrusos
les pone coto, humillándoloshastque respeten
dentrde sulímites, los límites dlos otros.
EI humildmantienepueseequilibrio
no sapartde él ni hacia arribni hacia abajo. 
Tampoco hacidelante, puenspasani hacia atrás, 
pueno retrocede. Esa humildad es fuerte e impone respeto.

Humildasignifica, eefondo
estar y permanecer esintonícon los demás. 
Como el humildno va más allá de sus límites, no se consume. 
Quedconcentrado y tiene, cuan­do se le exige,
lfuerza necesariparactuar.
Lhumildaes lhermandla sabiduría.
Pues aiguaqula sabiduría,
 también lhumildaes hija dla compresión.
¿Spuede ejercitar lhumildad?
¿Y podónde empezaeejercicio?
 Por los pensamientos
Pues sosobre todlos pesamientos con loquliviana
y altaneramente rebasamoa menudo lolimites que nos hasidimpuestos.

¿Dónde están los límites dnuestropensamientos? 
En la realidad tacomo se muestra
Ser humilddpensamiento significapues, 
qunomantenemocon nuestros pensa­mientos
en lo ques accesible a nuestra experiencia y comprensión.
Por eso, los pensamientos humildes se quedasiempre en el presente
Quiecon sus pensamientos perma­nece en eentorno cercano experiment
lo qulhumildad nos exige, en definitiva,
Así como la fuerza qunos dnoreclama.

Íntimamentrelacionada con la humildad
de los pensa­mientos está la humildad del
deseadel querer. Tambeesto el humildsqued
dentro de los límites a éimpuestos gana de ese modo todlo que es posible
y alcanzablden­tro de ellos
Como permanecdentro de sulímites
puede conservar lo alcanzado
quno necesita huide el. 
Solo de los soberbiohuyla suerte.
¿Cuáleson nuestros deseos y pensamientos más sober­bios?
 ¿Con q deseos pensamientos nos apartamos
 lo mas lejos de nuestra realida
rebasamos con creces nuestros límites?

Son nuestros pensamientos sobre Dios
nuestros de­seos de poseerlo y servirnode él. 
Detenernos aquí antnues­tromites soportarlos
abiertos sin deseoes lhumildad extrema. 
La qutienlmayor fuerzaLa vivimos como devoción.
 
Bert Hellinger; Pensamientos divinos.

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