Renovar el contrato con la vida.
Como no me he preocupado de nacer, no me
preocupo de morir.
Federico García Lorca.
Federico García Lorca.
El cuatro de julio, la
chamana, la sabia de nuestro grupo, recibió su cumpleaños número 69 en
Chontachaca, Perú. Durante mucho tiempo, hacer este viaje fue un sueño para
ella. Como una autentica artista, su alma sensible a la vida la hace una amante
confesa de las plantas y los animales, así que en este ambiente estaba en sus
aguas. Después de varios días de malestares, esa mañana la chamana era una flor
abierta al rocío de la madrugada.
Un cumpleaños es un tiempo
para que la ola recuerde su grandeza. La palabra en Sánscrito para decir
cumpleaños es Jayanti, que significa la cúspide de la victoria. Un cumpleaños
es un momento para recordar que el Alma (Ser) fue libre en algún momento, luego
tomó un nombre y una forma y se convirtió en un ser individual. Después de
muchos años, otra vez la ola volverá al océano.
La victoria siempre se asocia
con dualidad, guerra, conflicto, pero el nacimiento está más allá del conflicto
porque es celebración. Esto es cuando el océano se convirtió en la ola y se
convertirá en océano otra vez después de algunos años. Por lo tanto, un
cumpleaños es un tiempo para que la ola recuerde su grandeza; su verdadera
naturaleza que es parte del espíritu universal, la divinidad, y es una
oportunidad para que podamos alcanzar la fortaleza del océano.
Alguien dijo alguna vez: “El ser humano es perfecto al nacer, después hay que
cuidar esa perfección”. Después de un día de muchas y variadas emociones, a la hora de la cena la
chamana recibió un biscocho redondo de harina de maíz, con un brillante lustre de
suspiro blanco. Celebrar con una torta redonda es una antigua costumbre de las mujeres
sabias que celebraban la luna llena. Con el tiempo, la tradición pasó a los cumpleaños con la
variante del encendido de una vela, para recordar que nos movemos de una luz a
otra luz.
El festejado y sus invitados
se regocijan en la memoria de la verdadera naturaleza del ser humano, y hacen
sus peticiones por la victoria en todos los aspectos de nuestra vida. Al cantar
la canción de cumpleaños, la gente le recuerda al homenajeado que es un gozo
celebrar su nacimiento, y le desea felicidad y larga vida para servir de una
mejor manera. Con el tiempo, estas prácticas
de celebrar la vida, y renovar el contrato con ella han ido deformándose hasta
reducirse a una reunión social.
La chamana tuvo el gran regalo
de recibir el último año de su sexta década con la fortaleza de la ceremonia
original. Todo el día su atención estuvo centrada en si misma, y en la bendición
de experimentar la vida en un cuerpo físico. Ninguna celebración está completa
sin reflexión. Cuando meditamos en el milagro de la vida, expresado a través de
nosotros, ponemos nuestro grano de arena y colaboramos para que la felicidad de
la celebración, penetre más profundamente dentro de nuestro ser.
El poeta bengalí Rabindranath
Tagore dijo: "Cada criatura al nacer, nos trae el mensaje que Dios todavía
no pierde la esperanza en los hombres". Estoy convencida que en cada cumpleaños,
el Creador nos recuerda que sigue depositando su confianza en nosotros. Ese día,
es recomendable retirarnos a nuestro interior para tener una conversación con
Él, preguntarle que nos corresponde hacer en el nuevo año de vida. A la vez, es
bueno pedir la bendición al Gran Alma.
En lo personal, creo que
siempre podemos conectarnos con la alegría de estar vivos. Como el conejo de “Alicia
en el país de las maravillas” podemos celebrar los no-cumpleaños ¡364 días al año! Siempre es un buen día para permanecer
felices en nuestra verdadera naturaleza: el amor.
Karina.
Feliz Cumpleaños!
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