viernes, 3 de agosto de 2012

Día 24; Cuarenta días de purificación en el agradecimiento consciente.


Renovar el contrato con la vida.



Como no me he preocupado de nacer, no me preocupo de morir.

Federico García Lorca.
El cuatro de julio, la chamana, la sabia de nuestro grupo, recibió su cumpleaños número 69 en Chontachaca, Perú. Durante mucho tiempo, hacer este viaje fue un sueño para ella. Como una autentica artista, su alma sensible a la vida la hace una amante confesa de las plantas y los animales, así que en este ambiente estaba en sus aguas. Después de varios días de malestares, esa mañana la chamana era una flor abierta al rocío de la madrugada.

Un cumpleaños es un tiempo para que la ola recuerde su grandeza. La palabra en Sánscrito para decir cumpleaños es Jayanti, que significa la cúspide de la victoria. Un cumpleaños es un momento para recordar que el Alma (Ser) fue libre en algún momento, luego tomó un nombre y una forma y se convirtió en un ser individual. Después de muchos años, otra vez la ola volverá al océano.

La victoria siempre se asocia con dualidad, guerra, conflicto, pero el nacimiento está más allá del conflicto porque es celebración. Esto es cuando el océano se convirtió en la ola y se convertirá en océano otra vez después de algunos años. Por lo tanto, un cumpleaños es un tiempo para que la ola recuerde su grandeza; su verdadera naturaleza que es parte del espíritu universal, la divinidad, y es una oportunidad para que podamos alcanzar la fortaleza del océano.

Alguien dijo alguna vez: El ser humano es perfecto al nacer, después hay que cuidar esa perfección”. Después de un día de muchas y variadas emociones, a la hora de la cena la chamana recibió un biscocho redondo de harina de maíz, con un brillante lustre de suspiro blanco. Celebrar con una torta redonda es una antigua costumbre de las mujeres sabias que celebraban la luna llena. Con el tiempo, la tradición pasó a los cumpleaños con la variante del encendido de una vela, para recordar que nos movemos de una luz a otra luz.

El festejado y sus invitados se regocijan en la memoria de la verdadera naturaleza del ser humano, y hacen sus peticiones por la victoria en todos los aspectos de nuestra vida. Al cantar la canción de cumpleaños, la gente le recuerda al homenajeado que es un gozo celebrar su nacimiento, y le desea felicidad y larga vida para servir de una mejor manera.  Con el tiempo, estas prácticas de celebrar la vida, y renovar el contrato con ella han ido deformándose hasta reducirse a una reunión social.

La chamana tuvo el gran regalo de recibir el último año de su sexta década con la fortaleza de la ceremonia original. Todo el día su atención estuvo centrada en si misma, y en la bendición de experimentar la vida en un cuerpo físico. Ninguna celebración está completa sin reflexión. Cuando meditamos en el milagro de la vida, expresado a través de nosotros, ponemos nuestro grano de arena y colaboramos para que la felicidad de la celebración, penetre más profundamente dentro de nuestro ser.


El poeta bengalí Rabindranath Tagore dijo: "Cada criatura al nacer, nos trae el mensaje que Dios todavía no pierde la esperanza en los hombres". Estoy convencida que en cada cumpleaños, el Creador nos recuerda que sigue depositando su confianza en nosotros. Ese día, es recomendable retirarnos a nuestro interior para tener una conversación con Él, preguntarle que nos corresponde hacer en el nuevo año de vida. A la vez, es bueno pedir la bendición al Gran Alma.
En lo personal, creo que siempre podemos conectarnos con la alegría de estar vivos. Como el conejo de “Alicia en el país de las maravillas” podemos celebrar los no-cumpleaños ¡364 días al  año! Siempre es un buen día para permanecer felices en nuestra verdadera naturaleza: el amor.

Karina.

1 comentario: