Enamorarse de la
vida.
En su juventud, no tuvo más remedio que ser prudente.
Aprendió a amar a medida que crecía;
Una secuencia natural de un inicio artificial.
Aprendió a amar a medida que crecía;
Una secuencia natural de un inicio artificial.
Jane Austen.
Luego de un viaje al Perú mágico, místico y sagrado la vida no vuelve a ser
igual. De algún modo incomprensible, incorporamos una nueva receptividad, especialmente una sensibilidad hacia la tierra, a la
que los quechuas llaman Pachamama. En lengua quechua el vocablo Pacha significa
universo, mundo, tiempo, lugar, y Mama significa madre. De ahí, que para los
andinos la Pachamama es una deidad que en su aspecto simbólico se relaciona con
la tierra, la fertilidad, la madre y lo femenino.
Creo que todas las personas perceptivas buscan recuperar
fuerzas descansando en la Gran Madre. Como una madre amorosa, ella siempre brinda
un refugio seguro para las almas cansadas. La escritora estadounidense de origen británico, Frances Hodgson Burnett (autora del “Pequeño Lord”)
se retiró en una casa solariega de la campiña inglesa tras los escándalos suscitados
por su divorcio y su relación con su joven administrador de quien podía ser
madre.
Deprimida y asediada por la prensa, la Sra. Burnett
buscó un refugio seguro para reordenar su vida. Lo encontró en un espacio fuera
de la casa rodeado por muros de piedra en donde empezó a plantar rosas color
coral. Durante meses, pasó días enteros cuidando la rosaleda y escribiendo en
una poltrona. Solo entraba en la casa el tiempo necesario…al cabo de 9 años, escribió
3 libros y 1 obra de teatro. En 1907 el contrato de la villa expiró y regresó a
Norteamérica.
En su casa de Long Island, New York Frances Hodgson
Burnett empezó a cultivar una nueva rosaleda mientras escribía la que fuera su
obra cumbre; “The secret garden” (“El jardín secreto”) publicada en 1911. Al final
de su vida, confesó que su jardín en Inglaterra había sanado el sentido de su
propia identidad. Louise Driscoll también comprendía esta necesidad de tener un
lugar íntimo donde recuperar fuerzas. En uno de sus poemas dice: “Conserva en
tu corazón un lugar silencioso, sereno, donde depositar tus sueños”.
Recuerdo que durante una época viví un tiempo vacío
y falto de sentido. Sin arraigo ni raíces en la tierra, me pasaba el tiempo con
un anhelo de cielo. Buscando alivio para mi pesar, inicié un curso de sanación por
la energía universal. Un sábado, fuimos temprano en la mañana al parque mirador
del sur para hacer algunos ejercicios prácticos. Uno de ellos fue “abrazar un árbol”
y lo que ocurrió esta tan vivido en mi memoria como aquel día de 1990. De repente, el árbol empezó a regañarme mostrándome
mi falta de agradecimiento por la vida.
Entre otras cosas, me dijo que para un árbol elevarse
al cielo, primero tiene que plantar profundamente sus raíces en la tierra. A
más profundidad de raíces, más alto el árbol. Según Osho, las personas desgraciadas son
peligrosas, por la simple razón de que no les importa si la Tierra sobrevive o
no. Son tan desgraciados que en lo más profundo de sí mismas pueden pensar que
sería mejor que todo terminase ¿Qué les importa eso si viven en el sufrimiento? Según el poeta hondureño Rigoberto
Paredes, primitivamente el
mito de la Pachamama se refería al tiempo y estaba vinculado en alguna forma
con la tierra; el tiempo que cura los dolores y fecunda la tierra.
No sé si fue la sanación
de mis heridas con el paso del tiempo, o la madurez de mi propia tierra
(cuerpo) que además de los hijos, ahora ve crecer a mi nieto Héctor Nicolás, pero
mi relación con la Pachamama fue diferente esta vez…me sentí más cercana, sensible, segura…conectada… Como dijo José María Vargas Vila: "Tal
vez la naturaleza no nos arrancó del seno de la tierra, sino para darnos el placer enorme de volver a
ella".
Al regresar a casa, encontré germinadas las semillas
de hierbas de provincia que mi amiga Barbara me había regalado antes de partir
a Perú. Ahora, en mi balcón tengo un jardín secreto que me recuerda que cuando
nuestras raíces están en la tierra, el cielo también se nos entrega.
Karina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario