Hoy es el día para honrar a la Pachamama, un rito de la cosmovisión andina en el que la familia
agradece a la Madre Tierra por todo lo que han recibido de ella. La Pachamama es la que tiene el poder para hacer crecer las cosechas, multiplicar el ganado, cuidar los animales
silvestres y bendecir a los artesanos. Celebrar a la Pachamama es una parte
medular en la concepción ancestral de los pueblos indígenas. Para ellos, la
Tierra es un ser vivo del que somos parte, y celebrar la generosidad de la Gran
Madre es un modo de asumirlo.
Los ritmos indígenas son regidos por el cultivo de la tierra, pues en ella se germina la
vida por medio del alimento. Después de la cosecha, la tierra descansa y
despierta en agosto con hambre. La creencia es que para que la Pachamama no se coma
las semillas de la siembra (que empieza el 21 de agosto) hay que "alimentarla". Durante todo el mes de agosto, los pueblos andinos le hacen ofrendas
en las que “devuelven” simbólicamente en un ritual, lo que Madre Tierra les ha dado durante
todo el año.
Para agradecerle y pedirle nuevos favores rocían el suelo con
agua,
coca, chicha de maíz y vino. Para representar la fiesta usan confites, serpentinas, cohetillos y flores, entre otros adornos Al mismo tiempo, es una oportunidad para pedir por
prosperidad y salud para el resto del año. Este día se suele enterrar una olla de barro con comida
cocida en un lugar cerca de la casa. Se pone coca, vino, cigarros y chicha para
alimentar a la Tierra. También se atan unos cordones de hilo blanco y negro en
los tobillos, las muñecas y el cuello, para evitar el castigo de la Pachamama.
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