Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana
es una disposición de la mente y no una condición de las
circunstancias.
John Locke.
Es un hecho
comprobado que todo el universo está formado de energía. La física cuántica ha demostrado que la
realidad que vivimos es una creación nuestra, es nuestro propio sueño. La noción de que un objeto tiene una posición, masa o velocidad es el resultado
de una percepción falsa. En la dimensión espiritual (energía pura), no hay
espacio ni tiempo. En otras palabras, no hay posibilidad de estar separados. Cuando
necesitamos, extrañamos o anhelamos alguien o algo sencillamente estamos
vibrando muy bajo.
Si todo es energía, y esta energía tiene una
densidad diferente de acuerdo a su frecuencia vibratoria, la respuesta más sana
que podemos dar cuando estamos experimentando estados de no-felicidad, es aumentar
nuestra vibración para “crear” otra realidad, en vez de “buscar” alcanzar
aquello que necesitamos, queremos o extrañamos. El único poder real que tenemos
es cambiar nuestros pensamientos, una clase relativamente ligera, sutil y veloz
de energía que cambia con facilidad.
La felicidad muestra nuestro estado de consciencia y la
no-felicidad nuestra inconsciencia. Si hay algo que caracterizaba a nuestros
sacerdotes andinos, Nicolás y su madre, es una sonrisa permanente y una actitud
de gozo y de juego. Igual que nosotros, ellos vivieron en el viaje momentos difíciles,
desagradables e incomodos, pero nada parecía alterar sus estados de ánimo, eran
felices.
La
felicidad es el estado natural de quien está despierto. Para quien está
dormido, el placer “es” la felicidad. El placer intenta alcanzar por mediación
del cuerpo algo que no proviene del plano material, necesita el cuerpo para
“sentir”. Es como aquel que pretende alimentarse viendo la foto de un delicioso
banquete. Muchos individuos, intentan alcanzar la felicidad al satisfacer las
necesidades del cuerpo, pero todo lo que se vive en el plano físico es un placer
pasajero, y cada placer busca su balance en el dolor.
Siempre que
llega un placer viene acompañado por su opuesto, porque el cuerpo existe en el
mundo de la dualidad, igual que tras la noche llega el amanecer. Al placer lo seguirá el dolor, y al dolor lo
seguirá el placer. Así, siempre tendremos anhelo de felicidad. Cuando estamos
viviendo un momento de placer, tenemos miedo de perderlo, y ese miedo lo
arruinará. El dolor y el sufrimiento nos hacen buscar desesperadamente acabar
con la situación. Quedamos atrapados en un círculo vicioso de buscar estar bien,
y arruinar el bienestar buscando sufrir menos cuando se acabe.
En la charla del mes en Thesaurus, compartí ocho tips para elevar las vibraciones cuando estamos
en un estado de no-felicidad, y accesar
a un nivel más alto de energía que nos sirva de entrenamiento para sostener la
felicidad y el bienestar. Las ocho
claves son:
1-Purificar el cuerpo.
2. Ser neutrales.
3. Conectar con nuestras
necesidades.
4. Agradecer todo a todos.
5. Tomar y dar legados de
amor.
6. Oración (Hablar con Dios).
7. Meditación (Escuchar a
Dios).
8. Adoración (Alabar a la
Creación).
1-Purificar el cuerpo.
Si eres
feliz, escóndete.
No se puede
andar cargado de joyas por un barrio de mendigos.
No se puede
pasear una felicidad como la tuya por un mundo de desgraciados.
Alejandro Casona.
Es más fácil encontrar compañía
en la desgracia que en la felicidad. Una de las razones más comunes de no ser
felices, es el miedo de perder la pertenencia al grupo. Las personas felices
aman y al mismo tiempo se desvinculan. Las relaciones vinculantes son el origen
de la no-felicidad. Solo podemos perder el bienestar desde la creencia de que
algo o alguien nos falta. Al llegar a Cuzco, esta manera de entrega total fue nuestra
bienvenida, y debo confesar que en ese momento me perturbó.
Todo el equipo nos recibió en el
aeropuerto, y al subir al autobús la guía turística nos dijo que desde ese
momento ella era soltera, porque su entrega a nosotros era completa. Además, agregó que su familia
lo sabía y lo comprendía. El primer peldaño para subir nuestras vibraciones y
ser felices, es la tarea con el cuerpo o lo que es igual, purificar nuestra
materia. Para mí, el método de purificación más
natural y efectivo es el ayuno.
El Ayuno tiene un efecto
depurativo sobre el organismo porque al movilizar las reservas acumuladas en el
cuerpo, se da una regeneración o limpieza interna. En la naturaleza vemos que
cuando un animal está enfermo descansa y ayuna, así permite a la naturaleza
obrar en su cuerpo, para que restablezca la armonía y el equilibrio perdidos. Cuando un
individuo descansa de la digestión, dispone de energía extra que puede utilizar
para otras funciones.
La mayoría de las religiones
promueven el ayuno, especialmente antes de cualquier ceremonia espiritual. El ayuno
curativo o purificador, es una forma natural de la vida humana con centenaria
tradición en los
pueblos originarios. Los quechuas tienen la costumbre de ayunar antes de realizar
cualquier ritual. También, el Chamán practica el ayuno en las iniciaciones y
antes de usar las plantas sagradas. Según las
creencias, el ayuno tiene variedad de modalidades pero comparten el desafío para el cuerpo y para la mente.
Recomendaciones básicas para hacer ayuno:
-
Dependiendo del tipo de ayuno, tomarás: tés, jugos, sopa de verduras, agua o suero lácteo.
- Debes eliminar las toxinas “leves: nicotina, alcohol, café y dulces.
- Relájate y haz pausas: sepárate de las responsabilidades cotidianas y abandónate a la dirección de tu guía interno.
- Se natural: dale a tu cuerpo lo que te pida, descansa o movilízate según cómo te sientas.
- Elimina las cargas: ayuda tu proceso de limpieza bebiendo agua abundantemente. También puedes hacer lavado intestinal, hepático o colónico con remedios caseros.
Karina.
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