Cuando cambias tu forma de
mirar las cosas, las cosas que miras cambian. Si observas partículas
subatómicas, solo ves movimiento pero al mirar cambian…si apartas la mirada y
vuelves a mirar cambian de nuevo…es un hecho; cuando cambiamos, las cosas que
miramos también cambian. Esta historia muestra claramente que todo depende de
nuestra actitud:
Una Sra. de 92 años
inmaculadamente vestida y peinada, con su cara bellamente maquillada a pesar de
ser legalmente ciega, llega a un albergue para ancianos luego de quedar sola
tras la muerte del que fuera su esposo durante 70 años. Tras esperar varias
horas que se completara el papeleo de su ingreso, la enfermera le informó que
le habían asignado habitación y mientras acompañaba a la Sra. a recorrer el
pasillo con su andador, le describió la pequeña alcoba en la que viviría de
ahora en adelante.
Me encanta!, dijo la
anciana con el entusiasmo de una niña de 8 años a quien Santa le ha traído todo
lo que pidió en su carta. Pero Sra. le dijo asombrada la enfermera, ni siquiera
ha llegado a la habitación. Eso no tiene nada que ver contesto la dama, la
felicidad es algo que se decide de antemano. Que mi habitación me guste o no me
guste no depende de su ubicación, tamaño, o de la disposición de los muebles
sino de la ubicación tamaño y disposición de mi mente.
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