jueves, 6 de diciembre de 2012

La resistencia es una oposición a la fuente.


Cuando hablamos de la fuente nos referimos a un campo de intención del que emanan todas las cosas. Reconectar con la fuente, implica volver a vibrar en armonía con la energía superior del universo. Con dios, todo es posible. La tarea esencial es darnos cuenta de lo que nos separa o contamina la conexión. Al desconectarnos de la fuente lo que se genera es resistencia, una fuerza que utilizamos en la ilusión de impedirnos cambiar. Si pensamos en lo que nos resulta más difícil hacer, y en cuánto nos resistimos a hacerlo, estamos enfrentándonos con lo que en este momento es para nosotros la lección más importante. Con frecuencia nuestras acciones revelan nuestra resistencia. Por ejemplo:
 
  • Cambiar de tema.
  • Irse de la habitación.
  • Ir al baño.
  • Llegar tarde.
  • Descomponernos del estómago.
  • Aplazar una decisión (Haciendo otra cosa, trabajando, perdiendo el tiempo, etc).
  • Apartar la vista o mirar por la ventana.
  • Hojear una revista. Negarse a atender.
  • Comer, beber o fumar.
  • Entablar o romper una relación.
  • Dañar algo (el carro, un electrodoméstico, una llave, etc)

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