Este mes de
diciembre se produjo un evento sin precedentes en la historia de la Madre
Tierra, en el que se activaron de manera definitiva, por primera vez, los códigos
de luz del alma, un requisito necesario para el nacimiento de la nueva
humanidad destinada a poblar la Nueva Tierra. La activación de los códigos de
luz es vivenciada por todos los que habitamos el planeta, independientemente de
si sabemos de ella o si creemos que esto está sucediendo, del mismo modo que
alguien que desconoce la ley de gravedad no puede evitarla.
Por un lado, la
activación nos devuelve el recuerdo de quiénes somos y para qué hemos venido, y
por otro, las capacidades propias de nuestra naturaleza original. Recuperar no
es sinónimo de beneficiar, así como la vivencia no es sinónimo de experiencia. Para una conciencia despierta, la recuperación
de esos recuerdos y capacidades será una experiencia de bendición porque se ha
asentido a la vivencia.
Mientras, las
personas muy mentales, controladoras o resentidas, que aún continúan ancladas
en la vieja energía de su pasado, lo vivirán en forma caótica; las imágenes que
se le muestren carecerán de sentido, los recuerdos le atormentarán, la mente se
disociará cada vez más con la pretensión de seguir adelante sin el corazón, y
sus ofuscados sentidos distorsionarán las percepciones agudizando el circulo
del miedo.
Hay una
relación directa entre el corazón y la consciencia, la consciencia solo
despierta cuando hemos abierto el corazón. Hoy día, la cantidad de recursos y
de asistencia para utilizarlos de modo que nos beneficiemos de ellos es
inigualable. Los guerreros del arcoíris son servidores de la luz que colaboran
para que aquellos que aún sufren puedan integrar el proceso y rendirse al nuevo
orden.
El corazón es
el GPS de esta travesía, y el arquetipo del amante es el guía experimentado que
nos puede acompañar y enriquecer el recorrido del camino. El amante (corazón)
es pareja del guerrero (acción). Guerrero/Amante es la pareja arquetípica que
nos enseña a vivir en la tierra con las leyes del cielo. Por vía de ellos
logramos la reconciliación de lo masculino y lo femenino que nos devuelve al
paraíso.
En este tiempo,
aquello que somos se manifiesta inmediatamente en la realidad que vivimos. El
arquetipo del amante nos conecta con el poder (característica del espíritu)
para que el guerrero tenga la fuerza (característica de la materia) para vivir
desde el amor en todas nuestras relaciones.
Cuando el guerrero no cuenta con el
amante, nuestras acciones en el mundo son destructivas para otros y para
nosotros mismos, ya que están siendo guiadas por el miedo en vez de ser
conducidas por el amor. Cuando el guerrero y el amante actúan juntos, cada
acción se origina en el amor y estamos en sintonía plena con la vida. Entonces,
somos Uno con todo lo que es y con todo lo que existe.
La luz que
llegará al planeta hasta el próximo 6 de enero es de una vibración
poderosísima, a fin de activar los códigos que necesitamos para recordar quien
realmente somos. Mantenernos en una vibración alta en el cierre y en el inicio
del año hace más armónica la entrada de la luz y su anclaje en nosotros. La
mayor atención durante estos días debe enfocarse en cuidar la propia energía.
En lo personal,
me he auxiliado de la función de grabación del teléfono móvil para hacer
registro de mi toma de consciencia, en el momento en que ocurre, y estoy muy
alerta a las necesidades de mi cuerpo por muy extrañas o molestas que puedan
parecer. También estoy yendo al gimnasio para hacer ejercicios y acelerar mi flujo
sanguíneo, porque los códigos de luz son transportados desde el corazón al
resto de nuestro organismo a través de la sangre. Además, estoy poniendo un
especial cuidado a todo lo que amenaza la conexión con mi esencia.
La activación
es la manera en que el Universo nos ayuda a despojarnos de la basura emocional
y los pensamientos limitativos que están entorpeciendo nuestro despertar. Los
efectos se verán de tres modos según el grado de evolución de cada uno, y de
las resistencias que la persona esté oponiendo al inevitable proceso de cambio.
Según la actitud, las posiciones más frecuentes que vemos son:
- Emprender el camino con fuerzas renovadas, y la confianza de que está siendo guiado por algo más grande que la propia persona (mirada hacia lo positivo).
- Vivir una gran confusión interna y un inmenso sin sentido (mirada hacia lo negativo).
- Sentir el profundo deseo de dar un giro completo, aunque no se tenga ninguna idea de hacia dónde (mirada hacia lo neutral).
El reino de la
Luz llega a la Tierra, y todos juntos emprendemos el viaje de retorno al edén…a
casa…al corazón de Dios…
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