Los demás actúan como espejos.
La
proyección es atribuir al otro, pensamientos, sentimientos o imágenes que han
emergido dentro de nosotros y de ese modo inconscientemente nos protegernos de
una situación que no podemos controlar. Por ejemplo, para un niño que no
recibió los cuidados que necesitaba de su madre, es mucho menos doloroso pensar
que la vida (Dios, el mundo, la gente) no nos da lo que necesitamos. Esta
persona podría creer que solo cuando muera y vaya al cielo podrá tener lo que
necesita, en vez de enfrentarse a las carencias que ha padecido en su infancia
por una madre egoísta, ausente, irresponsable, herida, etc
Cara a cara de nuevo frente al otro
cuando soy capaz de verlo
sin
intentar modificarlo
cuando
me abro a dialogar
sin
pretender etiquetarlo
cuando
me propongo amar
sin
exigir recompensa a cambio
me
descubro espejo
y
mientras lo reflejo
me
conozco a mi.
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