domingo, 23 de diciembre de 2012

Tiempo de sembrar.


Hoy, mi casi octogenaria madre me pidió que la llevara a una plaza comercial, recientemente inaugurada en mi ciudad, para hacer sus últimas compras navideñas. Aunque quise evitar las visitas a las tiendas durante estos tiempos adquiriendo mis regalos con antelación, no pude menos que acompañarla. Pasé a recoger a mi hija y a mi nieto con la intención de transformar la diligencia en un paseo familiar.
Luego de varias horas, hice una parada técnica en una franquicia de donuts para recargar las baterías. Al llegar a la cajera para pagar, una sonriente joven me dijo con cara de complicidad que el cliente anterior había pagado mi cuenta, y nos deseaba una feliz navidad. Traté de recordar quien estaba delante de mí, y llegó la imagen de un anciano con un niño de la mano...
La cajera me dijo que el señor había pasado diciembre haciendo lo mismo en cada compra de donuts. Con este sencillo y sorpresivo acto de generosidad, un desconocido llenó de sentido mi inusual domingo. En la comunidad cristiana, cuando alguien regala algo con el corazón se dice que ha “sembrado”. Así, recordamos que cada acción que hacemos es una semilla que se siembra. Jodorowsky dice: "Lo que doy me lo doy, y lo que no doy me lo quito".
Navidad es una época en la que todos (individuos y empresas), sentimos la inspiración para dar o “sembrar”. En la vida física, los agricultores saben que hay un tiempo y una estación para plantar semillas en la tierra. En la vida espiritual ocurre lo mismo!, hay épocas y celebraciones específicas en el año en que logramos acceder a ciertas energías, que favorecen la germinación saludable de nuestras “semillas”.
Este diciembre, el Universo ha abierto de modo permanente un portal que da paso a un flujo de Luz extraordinario. Es necesario mantenernos conscientes de que en este momento que experimentamos, cada uno de nosotros es un generador de milagros. Lo único real que vivimos en este mundo es la energía que hemos sembrado, por vía de nuestras palabras y acciones. Hay un dicho indígena que dice que todos comemos los frutos de las semillas que plantamos.
Este tiempo es excelente para convertirnos, para la vida de alguien, en el Ángel portador del mensaje amoroso de Dios. Cualquier momento es bueno para llenar de Luz el día de una persona, a través de un acto de bondad. La energía nunca desaparece. Todo lo que damos, nos lo damos. Aprovecha la ocasión que nos brinda esta especial semana para “sembrar” lo que deseas vivir.

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