miércoles, 18 de julio de 2012

Día 10; Cuarenta días de purificación en el agradecimiento consciente.

La vida simple.

Como no podemos cambiar la realidad,
Cambiemos los ojos que contemplan la realidad.
Nikos Kazantzakis.
En 1954, Scott y Helen Nearing publicaron un manual para colonos “Living the good life; How to live sanely and simply in a troubled world”, en el que relataban sus experiencias de dejar la ciudad de New York para irse a vivir al campo a sembrar, pasear al aire libre y cuidarse uno al otro. Esto ocurrió en 1932 cuando la gran depresión hizo la vida difícil. En los 50’s los norteamericanos vivían la economía de la post-guerra de una nación vencedora, por lo que un libro que promovía el trabajo, la sintonía con la naturaleza y el disfrutar placeres sencillos no tuvo acogida.

La pareja se mudó a las montañas en Vermont, donde se alimentaban de enormes cantidades de palomitas de maíz, vegetales crudos, semillas, frutas frescas y secas. No consumían sal, azúcar, café, lácteos ni huevos, y solo bebían infusiones de hierbas, aguas frescas y zumo de frutas. El poco efectivo que usaban lo obtenían de la venta de miel y el jarabe de arce.

En 1970, el libro que habían publicado salió en una versión de bolsillo y se convirtió en el instructivo de una generación de gente que andaba descalza, con flores en el pelo, promoviendo la paz, la simplicidad y el amor. El libro se convirtió en un bestseller. La saga de los Nearing se repitió cuando el paraíso de su granja en Vermont se transformó en un pequeño infierno de turistas, restaurantes y hoteles cuando este destino se convirtió en el Edén de los alpinistas.

Las ocasiones de conocer a una persona singular que impacte nuestras percepciones del mundo, de la realidad y de nosotros mismos son excepcionales. Las ideas de estas personas tocan nuestras cuerdas emocionales y psíquicas, propiciando el que re-evaluemos nuestra travesía y la inversión que hacemos de nuestro tiempo y energía. Mi primer contacto consciente con la cosmovisión de los quechuas ocurrió al llegar a Cusco. Los 13 viajeros llegamos al hotel “El Rosal” donde Nicolás, el chamán que nos guiaba, cargó casi sin ayuda las 33 maletas que nos acompañaban. Las habitaciones donde nos acomodaron se encontraban en el 2do y 3er piso (sin ascensor) de una edificación que se encontraba frente a un parque-jardín a unos 300 metros del lobby.

La enorme cantidad de equipaje con la que viajamos no logró borrar de su rostro la gentil sonrisa que realzaba la expresión dulce y tranquila de su rostro. Mientras hacíamos el recorrido, conversaba con una amiga que al igual que yo fue de las últimas en ser instaladas. Después de muchas horas de cansancio, el trajín del aeropuerto, y la demora esperando otro autobús que los sorprendidos organizadores tuvieron que contratar para movilizarnos con nuestro desmesurado equipaje, nuestros pasos eran lentos cuando Nicolás nos dijo con amabilidad: “Por favor, trátense con suavidad…caminen más despacio”.  

El silencioso intercambio de miradas entre mi compañera de viaje y yo parecía decir ¿más aún? Desde ese primer día, “el grupo dominicano” mostró el bullicio, alegría, agitación, ardor, revuelo, entusiasmo y pasión característico de los temperamentos isleños. En las montañas andinas, las personas andan despacio, disfrutan el regalo del entorno, son silenciosas, son corteses  y sus palabras caen en el silencio como el rocío que se posa en el pétalo de una flor. Al principio, la adaptación a esta manera de vivir fue difícil. Cantábamos y hablábamos entre nosotros todo el tiempo.

La propuesta de Scott y Helen de dejar la ajetreada vida que llevamos en congestionadas ciudades como Manhattan para buscar sanar nuestros sentidos en la naturaleza, y vivir de modo simple es la costumbre que norma la vida en los andes. Scott sobrepasó su centenario de vida, y Helen murió en un accidente automovilístico unos años después de quedar viuda. Entre ambos escribieron más de 50 libros que promueven el cuidado de la tierra, el celo medioambiental, los ejercicios al aire libre y la práctica de vivir con sencillez.

Karina.

1 comentario:

  1. The Nearing's, the beloved first hippies. I love them!
    Gracias por rescatar su hermoso y simple mensaje, que tanto no hace click, en el caótico mundo de hoy.
    :D

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