Sembrar por agradecimiento.
Los más valientes
son seguramente aquellos quienes tienen
una visión clara
de lo que está delante de ellos,
la gloria y el peligro uno al lado del otro,
y aun así, no se
resisten a irse a encontrar con ellos.
Tucidides.
La tarde que llegamos a la
reserva de Manu en Chontachaca, iba con nosotros una joven de 19 años llamada
Roxanne que trabajaría como voluntaria. Venia de Washington y no hablaba
espanol. Sus ojos eran tímidamente esquivos, su caminar era suave, sus modales
refinados y su sonrisa parecía la fugaz presencia de una rara mariposa. Pensé en
su familia… ¿Qué habrán pensado sus padres al darle permiso para ir sola a la
selva de un lejano país? ¿Tendría hermanos? ¿Serian mayores o menores que ella?
¿Estaría escapando de un desengaño de amor? ¿Cuál seria su motivación para
emprender esa aventura? ¿Seria este viaje parte de su sueño?
Esa noche no vi a Roxanne…al
otro día me enteré que había atravesado una especie de “iniciación” en la que enfrentaría
sus miedos. Los voluntarios mayores la llevaron a oscuras en la selva a dormir
en un claro del bosque. Pensé en la chica asustada en medio de la noche y en un
momento no sé si pensaba en ella o pensaba en mi…recordé unas palabras que Ralph Waldo Emerson dijo a alguien
que le preguntó si
no tenia miedo de fracasar. El contestó que siempre se guiaba por un consejo que
un día escuchó que
le daban a un niño: “Siempre tienes que hacer las cosas a las que le tienes
miedo".
Me escuché a mi misma repitiéndole,
una de mis frases favoritas de Bert Hellinger, a los estudiantes nuevos de
Constelaciones Familiares: “Nadie es más fuerte para manejar un destino que
aquél que lo tiene". La mayoría de las veces, nuestras preocupaciones por
los demás son maneras de disminuir la tensión que nos generan nuestros propios
temas. Al día siguiente, mientras estábamos en el templo haciendo una ceremonia
con los animales de poder, vi a Roxanne sembrando unas hermosas flores al lado
de un camino que llevaría a los servicios sanitarios. La vi comprometida…guiada
por su destino, cualquiera que fuera…
El compromiso es
necesario si queremos llegar a algún lugar de valor para nosotros. Cada uno de
mis compañeros de viaje y yo, estábamos allí comprometidos con algo, aunque aun
no lo tuviéramos claro. Los coach de sueños describen cuatro tipos de personas
en relación al compromiso:
1.
Los que no tienen
objetivos y no se comprometen.
2.
Los que no saben
si pueden alcanzar sus objetivos, por lo que tienen miedo de comprometerse.
3.
Los que empiezan a
caminar hacia un objetivo, sin embargo se rinden cuando la situación se pone
difícil.
4.
Los que se fijan
metas, se comprometen con ellas y pagan el precio por lograrlas.
Esta mirada es una versión actualizada para la gente de
este tiempo de la parábola del sembrador, esta lección aparece los evangelios
de Mateo, Marcos y Lucas. Los tres escritores recibieron sus evangelios inspirados
por el Espíritu Santo. Ellos presentan la parábola y su interpretación como fue
provista por Jesús.
Un sembrador salió a sembrar su semilla, y al sembrarla:
1. Una parte cayó junto al camino, y fue pisoteada y las aves del cielo se la comieron.
2. Otra parte cayó sobre la roca, y tan pronto como creció, se secó, porque no tenía humedad.
3. Otra parte cayó en medio de los espinos; y los espinos, al crecer con ella, la ahogaron.
4. Y otra parte cayó en tierra buena, y creció y produjo una cosecha a ciento por uno.
Actualmente, hay dos tipos de
personas: 1-Las que “hacen” cosas (constructores) y 2-Las que “agradecen” cosas (sembradores). Todo nos
fue dado. No hay nada que le podamos devolver a la vida. En Constelaciones
Familiares aprendí que la mejor manera de agradecer es disfrutando el regalo y compartir
nuestro gozo con otros. El momento que vivimos nos recuerda que el árbol se
juzga por sus frutos, y no por sus raíces. No hay excusas para no hacer lo que
nos toca, y tampoco hay justificación para tomar el fruto sin sembrar. Quien quiera
dinero, debe sembrar semillas de dinero, como son el diezmo o la ofrenda. Quien
quiera amor, debe sembrar semillas de amor, abrir el corazón y decir te amo. Hay un dicho anónimo que reza: “No se puede recoger la cosecha antes de la siembra”.
Karina.
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