miércoles, 25 de julio de 2012

Día 16; Cuarenta días de purificación en el agradecimiento consciente.


Sembrar por agradecimiento.





Los más valientes son seguramente aquellos quienes tienen
una visión clara de lo que está delante de ellos,
 la gloria y el peligro uno al lado del otro,
y aun así, no se resisten a irse a encontrar con ellos.

Tucidides.


 
La tarde que llegamos a la reserva de Manu en Chontachaca, iba con nosotros una joven de 19 años llamada Roxanne que trabajaría como voluntaria. Venia de Washington y no hablaba espanol. Sus ojos eran tímidamente esquivos, su caminar era suave, sus modales refinados y su sonrisa parecía la fugaz presencia de una rara mariposa. Pensé en su familia… ¿Qué habrán pensado sus padres al darle permiso para ir sola a la selva de un lejano país? ¿Tendría hermanos? ¿Serian mayores o menores que ella? ¿Estaría escapando de un desengaño de amor? ¿Cuál seria su motivación para emprender esa aventura? ¿Seria este viaje parte de su sueño?

Esa noche no vi a Roxanne…al otro día me enteré que había atravesado una especie de “iniciación” en la que enfrentaría sus miedos. Los voluntarios mayores la llevaron a oscuras en la selva a dormir en un claro del bosque. Pensé en la chica asustada en medio de la noche y en un momento no sé si pensaba en ella o pensaba en mi…recordé unas palabras que Ralph Waldo Emerson dijo a alguien que le preguntó si no tenia miedo de fracasar. El contestó que siempre se guiaba por un consejo que  un día escuchó que le daban a un niño: “Siempre tienes que hacer las cosas a las que le tienes miedo".

Me escuché a mi misma repitiéndole, una de mis frases favoritas de Bert Hellinger, a los estudiantes nuevos de Constelaciones Familiares: “Nadie es más fuerte para manejar un destino que aquél que lo tiene". La mayoría de las veces, nuestras preocupaciones por los demás son maneras de disminuir la tensión que nos generan nuestros propios temas. Al día siguiente, mientras estábamos en el templo haciendo una ceremonia con los animales de poder, vi a Roxanne sembrando unas hermosas flores al lado de un camino que llevaría a los servicios sanitarios. La vi comprometida…guiada por su destino, cualquiera que fuera…

El compromiso es necesario si queremos llegar a algún lugar de valor para nosotros. Cada uno de mis compañeros de viaje y yo, estábamos allí comprometidos con algo, aunque aun no lo tuviéramos claro. Los coach de sueños describen cuatro tipos de personas en relación al compromiso:

1.       Los que no tienen objetivos y no se comprometen.
2.      Los que no saben si pueden alcanzar sus objetivos, por lo que tienen miedo de comprometerse.
3.      Los que empiezan a caminar hacia un objetivo, sin embargo se rinden cuando la situación se pone difícil.
4.      Los que se fijan metas, se comprometen con ellas y pagan el precio por lograrlas.


Esta mirada es una versión actualizada para la gente de este tiempo de la parábola del sembrador, esta lección aparece los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas. Los tres escritores recibieron sus evangelios inspirados por el Espíritu Santo. Ellos presentan la parábola y su interpretación como fue provista por Jesús.




Un sembrador salió a sembrar su semilla, y al sembrarla:
1. Una parte cayó junto al camino, y fue pisoteada y las aves del cielo se la comieron.
2. Otra parte cayó sobre la roca, y tan pronto como creció, se secó, porque no tenía humedad.
3. Otra parte cayó en medio de los espinos; y los espinos, al crecer con ella, la ahogaron.
4. Y otra parte cayó en tierra buena, y creció y produjo una cosecha a ciento por uno.

Actualmente, hay dos tipos de personas: 1-Las que “hacen” cosas (constructores) y 2-Las que “agradecen” cosas (sembradores). Todo nos fue dado. No hay nada que le podamos devolver a la vida. En Constelaciones Familiares aprendí que la mejor manera de agradecer es disfrutando el regalo y compartir nuestro gozo con otros. El momento que vivimos nos recuerda que el árbol se juzga por sus frutos, y no por sus raíces. No hay excusas para no hacer lo que nos toca, y tampoco hay justificación para tomar el fruto sin sembrar. Quien quiera dinero, debe sembrar semillas de dinero, como son el diezmo o la ofrenda. Quien quiera amor, debe sembrar semillas de amor, abrir el corazón y decir te amo. Hay un dicho anónimo que reza: “No se puede recoger la cosecha antes de la siembra”.
Karina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario