Crear recuerdos agradables.
Es
bueno tener un destino hacia el cual viajar,
Pero
afín de cuenta lo importante es el viaje.
Ursula
K. Le Guin.
Muchas
veces, perdemos de vista lo esencial por fijar la mirada en los resultados o el
destino al que nos dirigimos. Afín de cuenta, el viaje no se trata de eso. Un
día, una pareja con problemas vino a terapia conmigo. Luego de un rato de
conversación se dieron cuenta que habían vivido juntos muchas experiencias
memorables. Entonces, ella le dijo a él: “Querido, nuestro problema es que
hemos olvidado nuestra historia. Te propongo que hagamos algo; tú recuerda quienes
somos, y yo recuerdo para dónde vamos”.
No
basta haber vivido algo bueno, necesitamos tomar iniciativas para recordar lo
memorable, lo agradable, lo divertido, lo bueno. La mente tiene preferencia por
los recuerdos traumáticos, dolorosos y tristes. Tenemos muchas memorias
dolorosas que recordamos con facilidad con todos sus detalles, en cambio las
memorias de gozo deben ser buscadas como perlas en nuestros recuerdos. Crear un
recuerdo agradable implica tomar acciones para que lo esencial resalte.
Mientras
el grupo de viaje íbamos en el tren que nos llevaría a aguas calientes, una
amiga y yo vimos a un joven extranjero que escribía sus memorias en una
bitácora de viaje. Ella me dijo con nostalgia que antes hacia lo mismo que él.
Acostumbro a tomar apuntes de mis viajes para poder regresar a las memorias
agradables que se pierden si no son visitadas con frecuencia. La diferencia era
que este joven tenía un cuaderno de viaje como los que usaron nuestros
antepasados. Ese pequeño detalle lo diferenciaba del resto de los viajeros.
Cuando
estamos “creando” un recuerdo agradable ponemos un cuidado especial en los
detalles, porque estamos conscientes de que esto hace una diferencia.
Enriquecer la memoria es la razón por la que una novia llega al altar en una
limosina, y no en el automóvil que la transporta al trabajo cada día. Un día de
1923, la pintora Giorgia O’ Keeffe se dijo a si misma: “No puedo vivir donde
quiero, no puedo ir donde quiero, no puedo hacer lo que quiero…ni siquiera
puedo decir lo que quiero. He llegado a la conclusión que fui una verdadera
estúpida al no pintar al menos lo que yo quería…esto era lo único que podía
hacer que no le incumbiera a nadie mas que a mi…”
Todos
nosotros tenemos la responsabilidad de saber lo que quiere auténticamente
nuestra alma como lo hizo Giorgia. Darse cuenta de eso hace que lo anterior
gane propósito y se aclare nuestro norte. Es en las horas de ocio cuando mas
cerca estamos de nuestro potencial. Cuando no tenemos deberes con otros podemos
ver más fácilmente lo nuestro. De ahí, que muchas personas eluden encontrar su
destino manteniéndose muy ocupadas, especialmente con los demás.
El
poeta ingles Rupert Brooke decía que muy pocas almas tenían la fortuna de
“almacenar reservas de alegría y calma” para recurrir a ellas cuando la fuente
ya no este presente. Para la Kabbalah
existen Cada persona tiene dos tipos de Luz: la Luz interior y la Luz
circundante. La Luz interior es aquella con la que nacemos (dones, talentos,
destrezas y habilidad para aprender). La Luz circundante representa nuestro
potencial, con lo que no hemos nacido pero que está dentro de nuestra capacidad
de alcanzar si crecemos, cambiamos y nos expandimos más allá de los dones que
se nos otorgaron.
Ordinariamente, no podemos
ver nuestra Luz circundante, pero esta semana, la generosidad del Creador hace
una excepción conocida como Shabat Jazón (Shabat de la Visión). Así, recibimos
la ayuda de la Luz para encontrar nuevas y hermosas direcciones para nuestras
vidas, sin importar qué tan difícil sea nuestra situación actual. La
recomendación es poner atención a nuestros pensamientos e intuiciones y a las
sugerencias que las personas nos hacen.
Karina.
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